Nuestro primer
objetivo son las elecciones al Parlamento Europeo, previstas entre el 22 y el
25 de mayo de 2014.
Una
muestra más de la poca vergüenza de los partidos tradicionales ha sido haber
utilizado la “Eurocámara” como un destino noble para sus «vacas sagradas», un
puesto bien remunerado con el que agradecer servicios prestados o para colocar
a aquellos que querían tener alejados de la política nacional o autonómica. No
es de extrañar que nos vaya así de bien en Europa con el plantel de incompetentes
que nos representan.
De
ninguna manera podemos permitir que los partidos políticos causantes de la
crisis que padece España (PP y PSOE) sigan siendo nuestros representantes en
Europa, que para salvar sus privilegios de casta política, esconder sus errores
de gobierno en lo social y económico, malversar el dinero público, promover la
corrupción y establecer una fragante injusticia hacia los más débiles encima
comercialicen los sillones de eurodiputados por “40 monedas” (los 40 mil
millones del rescate de Bankia y del resto de cajas que ellos mismos quebraron).
Hasta
ahora los ciudadanos percibían un escaso impacto de las actividades de la UE en
sus vidas, algo que, sin duda, restaba trascendencia a estos comicios,
influyendo en la decisión de ir o no a votar. Un Eurobarómetro del verano de
2004 reflejaba que la actividad y políticas de las instituciones nacionales,
seguidas de las regionales y locales, tenían un mayor impacto en la vida de los
ciudadanos por encima de las de la Unión Europea en su conjunto. Está claro que
la crisis económica y la respuesta de la UE a esta crisis ha fulminado tales
percepciones.
Disculpen
las molestias.
Nota: Hace
poco que hemos empezado y estamos redactando este texto.